Cuanta herrumbre queda por roer
se ahuecarón los oidos
sin embargo royendo craneos
entre tantos gritos nada oimos .
*
Salimos , el perro y yo ,
a marcar el territorio con orines.
En el horizonte el mar
vislumbramos un barco en la lejania
rumbo a tierras añoradas.
*
Aun tapandonos las narices persiste y se adhiere ,
como otra piel ,
este nauseabundo olor .
*
Ojos caidos en pozo de cienaga
osamentas secas de pesadumbres
queja sin ladrido
manos hincadas
mordidas por dientes rotos.
*
Hurgando en el barro
llenamos las manos de gusanos
hundimos miedos viejos
apresuramos el regreso a casa antes de la tormenta
dejamos huellas humedas en la escalera.
*
Nada saben de todo ello
añoran la cama templada
la ducha caliente
puede que algun abrazo sincero
ellos , olvidados ,
exiliados
sin refugio.
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