diumenge, 11 d’octubre del 2020

 

PARAMERA
en los comentarios al margen
os lo decía
que hay cosas que la gente olvida
en los libros de hierba
y en los cuadernos de historia
sé que vivimos tiempos difíciles
porque las tiras de pollo son tan pequeñas
que parecen hebras tiradas por bueyes
durante la longitud del camino
infinitamente delgadas y extensas
casi rozando el próximo día
en la expiración de los meses
me gustaría saber el lugar que ocupa la luz
enhebrar un chorro de agua más clara que turbia
y ver, sobretodo, la manera en la que el gas
el que nos protege del frío
aprende cualquier otro oficio
siento que, bajo el patronato de las semanas pasadas
los alimentos están delimitados
con borduras de un plástico blando
parecido a una cinta de franjas
siempre paralelas y equidistantes
siento que, son de un color amarillo acoplado a otro negro
igual que el sonido que produce mi grillo
por el roce de la punta en la conclusión de sus alas
siento que, a veces esos mismos colores son el blanco y el rojo
como los de una clavellina que florece en primavera
y se marchita cuando llega al medio verano
siento que, ningún cortafuegos va a parar este incendio
cuando se prohíbe el paso a todos aquellos
los de las bocas abiertas
los de las bocas sin dientes
los de las bocas sedientas
loa de las bocas hambrientas
siento que, bajo esa excusa
la aguja va para atrás, hacia una historia ya escrita
llena de sangre y frutos secos
siento que, nos pasan las mismas cosas
una y otra vez, a los de siempre
siento que, ya no somos ni mujeres ni hombres sino una forma helicoidal
que muere para nacer
en la arista de un yerro
en lo profundo del pozo
en el asunto de un cacique o ministro
seamos, quizás, un equivalente
igual que la sombra de un árbol seco
siento que, el reloj se ha parado
y siempre que caigo en la cuenta
se me aparece una libélula inmóvil masticando una masa de polen
en la bordura floral de un río calmado
su agua tranquila
es decir, el ídolo de ayer
era un encéfalo con ojos extremos
siento que, todo lo abarca
sé que me mira cuando comienzo a escribir el desastre
y siento estar agotado, ahora
al final del poema
restante, tal que una tierra sin tener más qué decir
en la nada próxima de la cosecha
esto es, una tierra que no soporta otro cultivo
si es que a alguien le interesa






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